Somos estudiantes de pre y postgrado, funcionarias, académicas, profesionales de planta, a contrata y honorarios, egresadas y jubiladas de la Universidad de Chile. Adherimos al principio de igualdad de género en la Universidad y creemos necesario que las mujeres hablemos de una nueva constitución y de paridad en los procesos de Asamblea Constituyente. Nos expresamos como mujeres porque sabemos que Chile está particularmente en deuda con nosotras. Sabemos que a nivel del país somos casi la mitad de la fuerza de trabajo remunerado, que realizamos dobles y triples jornadas cuidando de las vidas de otras y otros, que ganamos menos que los varones por igual trabajo, que se nos segrega en techos y muros de cristal, que las violencias y desigualdades tienen rostros de mujer dentro y fuera de la Universidad. Hoy, Chile ha despertado. Las mujeres fuimos actoras claves contra la dictadura. Las marchas feministas de Mayo 2018 fueron un antecedente innegable del despertar de hoy. Las luchas de la diversidad sexual tienen un lugar preponderante en los cambios jurídicos y culturales de país. Un millón y medio de personas marcharon pacíficamente el pasado 25 de octubre solo en la ciudad de Santiago y muchísimas más lo hicieron masivamente por todo el país. Eran jóvenes, estudiantes, trabajadoras y trabajadores, profesores y profesionales, jubilados y jubiladas, cesantes y trabajadoras invisibilizadas, familiares, niñas y niños. Exigían un presente y un futuro más digno, más justo, más participativo. La marcha parecía condensar todas las otras protestas ocurridas en el país durante 30 años: por la educación y por la salud, por la previsión social, por el aborto legal libre, seguro y gratuito, por el rechazo al acoso callejero, por los derechos sexuales, por la justicia política y social. Sin embargo, a pesar de las legítimas movilizaciones, se nos impuso un Estado de Emergencia de dudosa legalidad, así como toques de queda que masificaron la violencia y la violación de DDHH. Una vez derogado el Estado de Emergencia, las dimensiones sociales y políticas de la crisis de gobernabilidad siguen siendo blancos policiales, haciéndonos revivir los horrores de la dictadura. La cantidad de personas fallecidas, heridas y detenidas en este contexto supera todo límite imaginable para una democracia. Chile se ha reencontrado a 30 años de postdictadura con sus deseos postergados y sus malestares cotidianos acumulados, con sus deudas históricas y sus proyectos incumplidos de país. Una población cansada de abusos, exige hoy nueva constitución, asamblea constituyente, no más AFP, condiciones de trabajo dignas, aumento del salario mínimo a $500.000 líquido, reducción de la Jornada de Trabajo, fin a las desigualdades y a las zonas de sacrificio. Las mujeres no somos actoras secundarias ni en estos pesares ni en las conquistas de país. Tenemos una larga genealogía de mujeres activistas, sufragistas, sindicalistas, muchas de las cuales egresaron tempranamente de la Universidad de Chile. Amanda Labarca y Elena Caffarena, Justicia Espada Acuña y Eloísa Díaz, entre ellas. Se han producido avances en la Universidad de Chile y la Cátedra Amanda Labarca es un ejemplo. Creemos de la mayor importancia que las actuales movilizaciones sepan aquilatar las luchas feministas de 2018, sus aprendizajes, sus formas de reconfigurar espacios académicos micro y macropolíticos, a fin de avanzar hacia una universidad con equidad sustantiva. Como mujeres de la Universidad de Chile nos levantamos para expresar:
- Nuestro más firme repudio a todas las violaciones de DDHH, explicitando la violencia sexual que ha afectado a niñas, niños y adolescentes, hombres, mujeres y disidencias sexuales, violencia invisibilizada por los medios;
- Nuestro apoyo a la conformación de una Asamblea Constituyente paritaria y plurinacional, de carácter vinculante, para la redacción de una Nueva Constitución que garantice los DDHH y ponga el buen vivir sin desigualdades ni precarización en su centro;
- Nuestro reconocimiento y apoyo irrestricto a los piquetes de defensa de las y los detenidos organizados por la FECH y equipos jurídicos de la Facultad de Derecho de la Casa de Bello;
- Nuestro reconocimiento y firme apoyo a los equipos médicos de la Facultad de Medicina y la FECH
- Nuestra convicción sobre el derecho a la igualdad, el que debería incorporarse a los estatutos cuando se actualice la nueva Ley de Universidades del Estado.
Durante 2016, Chile vivió un ejercicio de discusión constituyente en el que participaron cientos de miles de chilenas y chilenos. Los Cabildos Locales produjeron más de 200.000 fundamentos constitucionales discutidos y redactados por chilenas y chilenos. Las autoridades nunca consideraron esas opiniones. Conscientes del lugar que ocupa la Universidad de Chile en la historia republicana del país, las mujeres universitarias nos sumarnos activamente a las voluntades populares para exigir una Nueva Constitución paritaria y plurinacional, capaz de recoger ampliamente la diversidad social, las perspectivas de género y diversidad sexual, las diferencias territoriales. Una Constitución que asegure cambios radicales en el sistema de previsión social y de salud, derecho a la educación y condiciones de vivienda digna.
Mujeres Universitarias por una Nueva Constitución, Octubre 2019
Ver adherentes: https://drive.google.com/file/d/1Kt27lCLkoIdm1mV7G3C73FKUHy_mrEsU/view